El des-Prestigio de la justicia medioambiental
Han hecho falta 10 años de investigación, nueve meses de juicio y una sentencia que se ha resuelto condenando al anciano capitán del barco para cerrar la catástrofe del “Prestige”. El delito más grave instruido en el estado Español.
“Unos hilillos de plastilina” como los llamó el entonces Vice-Presidente Primero del Gobierno Central, Mariano Rajoy a los 2000 Km que se tiñeron de negro, hace ahora 11 años, cuando un petrolero con una antigüedad que sobrepasaba los 26 años, en mal estado y cargado de 77.000 toneladas de fuel sufrió un accidente frente a las costas de Muxía.
A pesar de que la decisión judicial considera imposible determinar la causa exacta de “la avería extraordinaria” que sufrió el buque mientras navegaba, lo que se da por probado es que se trataba de un “fallo estructural “ de un barco desgastado, más apto para el desguace que para el transporte de fuel.
En la causa no es sólo sorprendente que el único condenado sea Apostolos Mangouras, el capitán del barco, de 78 años, sino que además absuelva completamente al estado español, a través del único inculpado de la administración, el ex director de la Marina Mercante José Luis López-Sors.
No sólo no lo inculpa, sino que la justicia es del todo benevolente y hasta elogiosa con la actuación política de la crisis del Prestige. Los tres magistrados afirman que (…) se aprecia falta de rigor en la gestión administrativa y formal de la crisis. Pero no se demostró que tuviese incidencia alguna en el agravamiento de la catástrofe. Y en todo caso era a los responsables del gobierno de más alto rango que López-Sors a los que había que exigir ese “rigor exquisito” en la gestión. Resulta poco convincente que esa responsabilidad no dependiese directamente de otras autoridades tan o mejor asesoradas que el acusado y con posibilidad de influir en que la crisis y su resolución fuera mucho más rápida y eficaz.
Incluso concluye que la famosa orden de López-Sors en la que se ordenaba alejar el máximo posible de la costa el petrolero hasta que él sólo se hundiera fue la decisión más “prudente”. En cambio no cuestiona que el petrolero estuviera escupiendo fuel por el litoral gallego.
Una sentencia que cierra con muy poco acierto y falta de técnica jurídica, así como de sensibilidad ambiental la catástrofe más grande conocida, la cual continua tiñendo de negro la causa y que pone en entredicho unos órganos jurisdiccionales que, en lugar de mantener la objetividad e independencia necesaria, entran a valorar y elogiar la gestión de un gobierno que fue públicamente desaprobado por la ciudadanía,
El gobierno Francés, la Fiscalía gallega, la Xunta y Nunca Mais, así como en el último momento el Gobierno Español han anunciado que recurrirán la sentencia. Los primeros por entender que se trata de un delito que debe condenarse con mucha más contundencia y exigir la responsabilidad penal que se derive. El último para evitar acabar pagando.
Dentro de unos meses veremos cómo acaba la historia. Esperamos que el Alto Tribunal, en recurso de casación, de la respuesta judicial que clama la opinión pública.
Jordina Freixanet