Los Verdes suben en Alemania a costa del hundimiento socialdemócrata.
artículo de Jordi Ortega publicado en Diario de Futuro en La Vanguardia Digital,
Los Verdes mayoría de edad.
Si en 2011, a pocos meses del accidente de Fukushima, Los Verdes se hacían con la presidencia de Baden-Wurttemberg (gobernaron con el SPD como socio menor); cuatro años más tarde ampliaron su apoyo y gobernaron con la CDU (tras la negativa de FPD de una coalición semáforo con el SPD). El motor industrial de Alemania gobernada por Los Verdes. Tienen ya las grandes capitales. Ganaron la histórica Friburgo hace dos décadas. En las pasadas elecciones regionales del 14 de octubre de Baviera Los Verdes consiguieron ser el segundo partido más votado. Las encuestas dicen que es por el hundimiento del SPD,. En Baviera, otra de las regiones más avanzadas, fue el partido más votado en las ciudades de más de 100.000 habitantes.
Decir que Los Verdes logran el voto progresista que los partidos tradicionales defraudan es, como mínimo, una exageración. ¿ Con 40 años Los Verdes son un partido tradicional ? En Baden-Wurttemberg tienen un discurso económico moderado pero una política ecológica radical: cambio climático, biodiversidad, agricultura biodinámica, reconversión ecológica de la industria, 100% energías renovables, medicina integrativa, etc. Ello les permite obtener votos de una CSU escorada, a nivel retórico, muy a la derecha en el espacio de Alternativa por Alemania; aunque Alternativa por Alemania araña votos de la CSU en zonas desindustrializadas que eran graneros de votos de SPD antaño. La otra mitad de votos de Los Verdes provienen del SPD.
¿Se está hundiendo la socialdemocracia?
Entre la fatiga con la política que se gestiona desde la rutina, apabullados por los problemas del día a día, en todo momento, evitando tratar los problemas complejos del mañana; emerge un supuesto auge de la anti-política. ¿No será una válvula de una política por debajo de lo exigible? La oferta alternativa a la extrema derecha populista de Alternativa por Alemania son Los Verdes: tienen un discurso más desinhibido para hacer frente al miedo, al odio y a la división. Pero no basta el coraje. Hace falta poner los medios para llegar a lo nuevo.
Los malos resultados del SPD se achacan a gobernar en coalición con la CDU. Pero Los Verdes también gobiernan con la CDU en Hesse y en Baden-Wurttemberg. También en coalición “ jamaicana” añadiendo liberales, o “kenia” añadiendo SPD. La CSU abre negociaciones con ellos. ¿Qué le sucede al SPD? Gobierna acomplejado con la CDU cosa que no hacen Los Verdes que tienen ideas claras de cuáles son sus prioridades.
El anterior candidato del SPD logró el doble de votos. Era el alcalde de Múnich Christian Ude. Múnich es un oasis socialdemócrata en medio de la conservadora Baviera . Había municipalizado las redes eléctricas para lograr el 100% de energía renovable. “El SPD debe estar preparado para abordar temas supuestamente prohibidos” dijo en una entrevista el 16 de octubre. Está horrorizado con el SPD. En Munich el SPD ha perdido 2/3 de votos. La ilusión vendida a bombo y platillo que suponía presentar a Martin Schulz como candidato a canciller provocó frustración cuando quedó arrinconado. De prometer en campaña no repetir gran coalición a cambiar de opinión: “escenifica un teatro de títeres”. Se enfadó con el modo de marginar a Sigmar Gabriel que suponía enviar al desierto a su político más popular.
La derecha alemana no baila con la extrema derecha.
La CSU no compartiría nunca pancarta con AfD. Aquí tenemos C’s que critica los apoyos del PSOE de Podemos; la CSU abre negociaciones para gobernar con Los Verdes y Electores Libres (partido localista tradicional abierto a la ecología). Pero Pablo Casado comparte una pancarta con VOX; estaría encantado de ir en coalición, a las elecciones, con VOX y C’s. Nuestros conservadores bailan a la música de Steven Bannon. Inimaginable que la CSU siguiera una política anti-transgénicos, contra los chemtrails, la sensibilidad química múltiple, la energía nuclear, el fracking o el glifosato… siguiendo a Verdes o SPD (cuando se atreve). ¡Son cosas de “magufos” anticientíficos que se despiden del progreso!
En Múnich gobernada por SPD, Los Verdes obtuvieron el 31,5%, la CSU el 23%, SPD 12%, FPD 8,4%, AfD, 6,8%, Electores libres 6,1% y Izquierda 5,1%. ¡Se hunde el SPD que había obtenido el 35% de votos en la capital! En Baviera ni siquiera logra dos dígitos. Se asemeja a la socialdemocracia de Austria donde se salva el partido en Viena. Christian Ude, alcalde del SPD de Munich, crítico con esos temas tabú, para evitar que sean señalados como “izquierda magufa”, se dejó a Los Verdes con quien gobierna la ciudad. Un ejemplo que cita Christian Ude es estar contra el código abierto (de microsoft).
En Alemania no hay esos “círculos escépticos” que amplia el área de lo “políticamente prohibido”. No tiene importancia que descerebrados llamen a AfD “izquierda magufa”. Las encuestas de la FECyT meten en el mismo saco transgénicos, nucleares, fracking, principio de precaución, etc., para considerar actitud anticientífica oponerse a estos avances tecnológicos. Lo identifican con la izquierda surgida en el 68 con referencia a Marcuse, etc. La izquierda “no magufa” es la de Lakatos: en contra de la “nueva izquierda” que no enfrenta a la socialdemocracia y Los Verdes sino que divide Europa: mientras Europa estábamos con una revolución cultural del 68, en el sur nos sacábamos de encima dictaduras militares autoritarias. ¿De dónde esa atracción a la ciencia soviética anti-burguesa? El ministro de ciencia, un declarado cientificista escéptico, piensa en una campaña para dar alas a las fantasías transhumanistas.
La socialdemocracia sin complejos.
Hace unos meses, Los Verdes sorprendentemente perdieron la alcaldía de la mítica ciudad de Friburgo. No era un voto de castigo a su alcalde Dieter Saloman por excesivamente ecologista. El independiente Martin Horn ganó ampliamente apoyado por el SPD. Saloman tenía el apoyo de Los Verdes y CDU. Hizo una campaña centrada en la vivienda: un catastro para poner en alquiler aquellas que sus propietarios las tuvieran vacías por motivos especulativos. Recetas simples y claras. Volver a hacer asequible una vivienda. Se trata de un perfil alejado de la política convencional. El nuevo distrito Stühlinger-West no tendrá inversiones con fines de lucro.
Pensemos en Stuttgart. La ganó Fritz Kühn exportavoz de Los verdes en el Bundestag con un programa inspirado en el del alcalde de Múnich y contó con el apoyo de Christian Ude. ¿Extraña crisis de la socialdemocracia? El candidato del SPD se enmarañó defendiendo el faraónico proyecto de remodelación de “Stuttgart 21” y tuvo un popular movimiento en contra.
¿La política del siglo XXI es una “política magufa”?
Si la transición política nos impidió sumarnos a la ola de la renovación que significó en Europa la aparición de una izquierda ecologista, ahora aparece el calificativo de “izquierda magufa” la preocupación por riesgos emergentes. Se considera una frivolidad la preocupación por la nutrición: gluten, lactosa, productos sin glifosato, que no sean de origen transgénico, etc., cuando se sabe que las enfermedades con dimensiones de pandemia, como son las autoinmunes, degenerativas, etc., tiene su origen no en el código genético sino en el código postal: condicionantes medioambientales. Se trata de una izquierda químico-fóbica, mientras que en Alemania triunfa la Chimie-wende con la que la Energie-wende gana poderosos aliados (tal es el caso de la industria de automóviles eléctricos).
Los Verdes para las elecciones de la próxima semana en Hessen plantean: 25% de agricultura ecológica en 4 años, no transgénicos, ni glifosato; en clima un 55% de reducción emisiones CO2 en 2030, un 40% en 2025; acelerar más las energías renovables; una avanzada política sanitaria. Después del escándalo de Josep Baselga en Estados Unidos por no declarar conflicto de intereses en la defensa de tratamientos oncológicos (de dudosa eficacia y precios elevados), apareció el escándalo de la financiación de Cola-Cola a cardiólogos y fundaciones de dietistas. Es la misma estrategia de Malboro hace décadas. Los inventores del término “magufo” se plantean si seguir la estrategia de azucareras y tabacaleras para, con agresivas campañas, realizar ataques personales que eviten responder con argumentos. ¿Se imaginan a Malboro financiando a oncólogos especialistas en pulmón? Pues lo hace Coca-Cola con pediatras, dietistas, etc. Esas mismas fundaciones obtienen recursos de Mac-Donald, industria de alimentos ultra-procesados, etc. Tienen coptada a la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas. Su presidente Carballo repite que “la práctica clínica está basada en el conocimiento científico. Punto”.
Quien se opone a los transgénicos se opone al progreso científico, son magufos; convencen a los ministerios de ciencia y sanidad para una campaña de adhesión social contra el miedo a los avances científicos. Sin pensar que ese miedo puede ser un miedo astuto que olfatea las oportunidades de una metamorfosis ecológica. Le Monde Diplomatique, en su versión francesa y española (no la alemana), arremetía contra la agricultura ecológica de Pierre Rabhi; precipitaba la dimisión de N. Hulot. Más tarde, F. Nyssen, ministra de cultura fue acusada por abrir una escuela plural de pedagogía libre: algo propio de la izquierda magufa. España puede creer que el resto del mundo, como diaria Max Estrella en Luces de Bohemia, es una tribu centro-africana. En Alemania los chamanes entran en gobiernos regionales. Los círculos escépticos apoyan a quienes escribieron una carta a la ministra para que reabriera Garoña. El glifosato se puede beber sin peligro pero declina probarlo para mostrar que es cierto. Hay que ser muy ingenuo para estar asesorado por esas asociaciones científicas coptadas por lobbys con sus agresivas campañas.